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Mostrando entradas de julio, 2020

Los Herejes de Oxford (Heresy)

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LOS HEREJES DE OXFORD S. J. Parris (2011) ¿Qué clase de cosas puede hacer una persona en aras de defender la fe en la que cree? ¿Cuán extremos crees que podrían ser esos actos? La puerta exterior se abrió repentinamente con un golpe que resonó en el pasillo, y el suelo de madera se estremeció con el firme paso de numerosos pies. En el interior del cubículo, donde me hallaba sentado al borde de un banco, cuidando mucho de no acercarme demasiado a la boca del pozo negro que se abría a mis pies, la llama de mi pequeña vela se agitó ante la repentina corriente de aire de aquella irrupción, lanzando sombras que danzaron en las paredes de piedra. Allora , me dije alzando la vista. Por fin han venido por mí. El ruido de pasos se detuvo ante la puerta del cubículo y fue sustituido por el furioso golpear del puño del abad contra la puerta acompañado de los gritos de su voz, enronquecida más allá de su tono habitualmente plácido y diplomático. —¡Fra Giordano!, os ordeno que salg

Diez Negritos (Ten Little Niggers/ Ten Little Indians/ And Then There Were None)

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DIEZ NEGRITOS Agatha Christie (1939) ¿Aceptarías la invitación de pasar una un par de semanas en una lujosa mansión ubicada en una paradisíaca isla con todos los gastos pagos? ¿Irías de igual manera si esa invitación la recibes de una persona desconocida? Confortablemente instalado en la esquina de un departamento de primera clase, el juez Wargrave, jubilado hacía poco, echaba bocanadas de humo de su cigarro, recorriendo además con mirada sagaz las noticias políticas del Times. De pronto puso el diario sobre el asiento y echó un vistazo por la ventanilla. En este momento el tren pasaba por el condado de Somerset. El juez consulto su reloj: todavía le quedaban dos horas de viaje. Entonces recordó los artículos publicados en la Prensa sobre el asunto de la isla del Negro. Desde luego se había hablado de un millonario americano, loco por las cosas del mar, que había ocupado esta pequeña isla y había construido en la misma una lujosa residencia moderna. Desgraciadament

El Secreto de los Flamencos (The Secret of the Flemish)

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EL SECRETO DE LOS FLAMENCOS Federico Andahazi (2002) ¿Qué tanto podemos filosofar acerca de la esencia del color y su relación con Dios? ¿Es posible que el color sea la frontera que separa a Dios del mundo sensible que nos rodea? Una bruma roja cubría Florencia. Desde el Forte da Basso hasta el de Belvedere, desde la Porta al Prato hasta la Romana. Como si estuviese sostenida por las gruesas murallas que rodeaban la ciudad, una cúpula de nubes rojas traslucía los albores del nuevo día. Todo era rojo debajo de aquel vitral de niebla carmín, semejante al del rosetón de la iglesia de Santa María del Fiore. La carne de los corderos abiertos al medio que se exhibían verticales en el mercado y la lengua de los perros famélicos lamiendo los charcos de sangre al pie de las reses colgadas; las tejas del Ponte Vecchio y los ladrillos desnudos del Ponte alie Grazie, las gargantas crispadas de los vendedores ambulantes y las narices entumecidas de los viandantes, todo era de un rojo